El título es significativo. Nos envía a dos dimensiones del catequista: vivir lo que anuncia y buen hacer para anunciar. La fuente de inspiración para la reflexión se pone en -el hacer de Dios- en la historia de la salvación. Un estilo particular por el que Dios se abaja y trata con los hombres y que denominamos -pedagogía divina-. Esta pedagogía de Dios, la Iglesia la pone por obra en su actividad evangelizadora. Es lo que expresamos al usar la expresión -pedagogía de la fe-. En la Sagrada Escritura se nos narra cómo Dios actuó con Israel, cómo Jesús educó …
El título es significativo. Nos envía a dos dimensiones del catequista: vivir lo que anuncia y buen hacer para anunciar. La fuente de inspiración para la reflexión se pone en -el hacer de Dios- en la historia de la salvación. Un estilo particular por el que Dios se abaja y trata con los hombres y que denominamos -pedagogía divina-. Esta pedagogía de Dios, la Iglesia la pone por obra en su actividad evangelizadora. Es lo que expresamos al usar la expresión -pedagogía de la fe-. En la Sagrada Escritura se nos narra cómo Dios actuó con Israel, cómo Jesús educó a sus discípulos y cómo el Espíritu condujo a los primeros cristianos hacia el conocimiento de Cristo. A la luz de ese testimonio, la Iglesia, a través del tiempo, va extrayendo las líneas de acción necesarias para ejercer la cercanía y el cuidado que su Señor tiene de los hombres.
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